Y de noche todavía sabe mejor. Entonces muchas veces me
quedaba tumbado en el jergón, en el zaguán, esperando hasta oir que todos se
habían dormido para levantarme y volver al cubo. Estaba oscuro, la quieta
superficie del agua era un orificio redondo en la nada, donde antes de agitarla
y despertarla con el cacillo a veces veía una estrella o dos en el cubo, y
hasta puede que en el cacillo, antes de beber, una estrella o dos. Después de
eso crecí, me hice mayor. Entonces esperaba hasta que todos se hubieran ido a
dormir para poderme tumbar con los faldones de la camisa levantados, y les oía
dormir, y me notaba sin necesidad de tocarme, sentía el frío silencio alrededor
de mis partes y me preguntaba si Cash estaría también ahí fuera, en la oscuridad,
haciendo lo mismo, y si lo habría estado haciendo los dos últimos años antes de
que yo hubiera deseado o podido hacerlo.
Mientras agonizo.
William Faulkner.
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