"El contexto fundamental para la pena es la pérdida, los hombres han sido educados para no llorar, hasta ese grado su pena acumulada forma una barrera primitiva a arriesgarse a sentir apego hacia otros [...] conectan casa emoción angustiosa con cierto tipo de contexto. Presupone que ciertos contextos inevitables son parte de la condición humana: apego y pérdida, seguridad y peligro, realización y frustración".
"Las consecuencias de la emoción reprimida es que interfiere en la camaradería y el espíritu de colaboración , aislando a los individuos unos de otros. Cuando ocurre la descarga emocional, se evitan esas claras consecuencias. La persona se vuelve más tolerante, se restaura la capacidad de pensamiento y percepción, así como la camaradería y el espíritu de colaboración. Por esto, la descarga colectiva en un marco social, como el teatro o el rito, tiene poderosos efectos sociales así como psicológicos. Las sensaciones de alivio de la tensión, mayor claridad de pensamiento y percepción e intensificada camaradería que sigue a la catarsis colectiva hace surgir fuerzas extremadamente poderosas de cohesión y solidaridad de grupo".
"En este sentido, pienso que el duende es el acto expresivo capaz de lograr la función emotiva y catárquica que venimos hablando".
"Es en la representación dramática donde se conectan ámbitos culturales como las emociones, los valores y comportamientos en una sistemática de regulación entrópica que da cuenta del grado de desorden y negatividad comunal dirigiendo el proceso hacia una regulación positiva de las ambivalencias sociales e individuales"
Scheff, T.J.
"La catarsis en la curación, el rito y el drama"
Lo cita Manuel Lorente en
Enigma y fatalidad en el drama musical. Cantes de borrachos y gente perdida
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